Con las azadas al hombro
Es nuestro huerto un tesoro
un viento fresco en la espalda
y el sol brillando en lo alto,
los hortelanos van dispuestos
a sudar sobre el arado.
Se cosechan en el huerto
tomates y alcachofas,
berenjenas beneficiosas,
calabazas y judías...
y esperanzas y alegrías.
En las noches de septiembre
brindamos por la amistad,
sentados bajo la luna
vemos brillar los racimos
y nos comemos las uvas.
Los colores del otoño
lo visten de elegancia,
de lluvias, y de fragancias
que flotan en el ambiente,
y quedan allí latentes.
Con el frío del invierno
nuestro huerto se mantiene
lleno de vida siempre,
a veces bajo la nieve
todo parece que duerme...
Al llegar la primavera
Huercarral parece estallar,
lleno de luz y de flores
donde abejas y mariposas
vuelan y liban armoniosas.
Es nuestro huerto un tesoro
en medio de la ciudad,
un oasis verde y fresco
entre el cemento gris y frío
¡que no cambiamos ni por oro!
Olvidamos el bullicio,
el ruido de los coches,
y cultivamos nuestros sueños
al ver crecer cada flor
y madurar cada fruto
bajo los rayos del sol.
Esta es nuestra bandera
¡porque amamos la tierra!